Albergue Dreams House

Llegamos a un lugar vacío alrededor de las 5 p.m. Después de hacer un recorrido urbano por el edificio, descubrí un baño que no estaba muy limpio, con pañuelos (de quién sabe qué) tirados en el lavabo y moho. Luego la cocina (muy bien equipada) y el salón (muy coqueto) con neveras sucias y cubos de basura que vomitan de lo llenos que están. Evidentemente no es sólo culpa del hostel sino también de los usuarios, pero quizá deberíamos tener un poco más de cuidado con la higiene. Lo mismo pasa con las habitaciones, las camas son un desastre, excepto la mía pero las demás están sin hacer, las almohadas están manchadas de sangre, es imposible saber si hay alguien en la habitación con nosotros. Las paredes son delgadas por lo que se puede escuchar el karaoke del bar vecino. Yo solo me deleité alrededor de las 3 am :') . Es una pena porque la habitación es bastante mona (básica) pero mona, y hay una pequeña terraza llena de colillas. Realmente sólo haría falta un poco de limpieza para que el ambiente fuera menos lúgubre y triste.

No hemos dormido en toda la noche, ¡el albergue está enfrente de un bar! ¡Posible dormir desde las 5 de la mañana!

Gran albergue. Limpio y bien ubicado en Faro, ofrece incluso la posibilidad de tener una habitación solo con mujeres (lo que puede ser tranquilizador). Los precios son muy asequibles. La cocina es genial, los baños también (¡y limpios!). La terraza en la azotea es realmente el pequeño extra. recomiendo 100%

Ni siquiera sé por dónde empezar. Las habitaciones son muy pequeñas, hay demasiado ruido todos los días de la semana (excepto los domingos) hasta las 4 am. Había manchas de sangre en mi almohada cuando llegué. Las alarmas contra incendios se activaron 3 veces y nadie vino. Intentamos llamar al número de emergencia del albergue varias veces por diferentes razones, nadie respondió. No hay nadie para ayudarte antes de las 11 am. No te dan la llave de la taquilla a menos que la pidas. Dejaron que un vagabundo durmiera en nuestra habitación, teníamos miedo. Durmió completamente desnudo en mi cama, así que me sorprendió un poco cuando llegué a mi habitación. Los otros tres (incluyéndome a mí) tuvimos que dormir en la azotea con el ruido que nos desvelaba. Pedí un reembolso de una noche, se negaron y me ofrecieron quedarme una noche más, lo cual es completamente inútil ya que compré mi boleto antes de venir al albergue. Hay muchos lugares en los que vale la pena vivir en Faro, ¡este albergue no lo es!

No hay aire acondicionado, por lo tanto, es imposible cerrar las ventanas y, por lo tanto, molestias por rejas y peleas.